“¿QUÉ HACEMOS
CUANDO VIENEN NIÑOS CON FIEBRE A LA ESCUELA?”
Resumen:
Ante esta
compleja situación nos encontramos varias posturas, argumentadas por docentes, y
una opinión médica: hay quienes permiten a los niños acudir enfermos a clase y
los medican (bien por prescripción médica, bien por indicación materna); otros
centros optan por llamar a la familia y/o llevar al niño al centro de salud, sin
medicarlo bajo ninguna circunstancia; otras posturas tratan de buscar una
solución intermedia en la que se valoren los riesgos y beneficios tanto para el
niño afectado como para el grupo escolar, actuando en función de cada caso
particular.
La opinión
médica nos llama a la prudencia, para que tengamos en cuenta que no se debe usar
los medicamentos salvo cuando resulte imprescindible, y nos recuerda que debe
prevalecer el interés del niño, para quien lo más recomendable cuando esté
enfermo será quedarse en casa recuperándose.
IDEAS
PRINCIPALES:
- Cuando viene
un niño con fiebre a la escuela le suelo dar los medicamentos que le ha
prescrito el médico o me ha indicado la madre.
- Si tiene
mucha fiebre no se permite traer al niño a la escuela.
- Cada familia
tiene su propia forma de tratar la salud del niño y hay que respetarla.
- Enfrentarse a
los padres es crear situaciones tensas, que directa o indirectamente
repercuten en el niño.
(J. Etxeberría. Escuela Infantil Marieluts. Hernani. Guipúzcoa.)
- Cuando un
niño muestra síntomas de fiebre, lo primero que hacemos es medir su
temperatura con el termómetro.
- Si tiene
fiebre intentamos localizar a la familia para que lo recoja.
- Si no podemos
contactar con la familia o la fiebre es elevada, se le traslada al centro de
salud, sin dejar de intentar avisar a los padres.
- En ningún
caso suministramos medicamentos a los alumnos, ya que los maestros/as no
estamos autorizados para ello, y no sabemos las consecuencias que esto podría
acarrear.
(C. R. Morillas Ruiz. CPR Sánchez Mariscal. La Mamola. Granada.)
- La defensa
natural necesita tiempo y tiene que seguir un curso. A menudo nos precipitamos
en los tratamientos, innecesariamente, ya que el sistema inmunitario podría
resolver la situación.
- El médico es
el responsable del diagnóstico y tratamiento con los medios de que dispone.
- Un niño con
fiebre necesita no malgastar sus energías. Por ello es mejor que se quede en
casa descansando, con el tratamiento adecuado.
- No es
recomendable el uso indiscriminado de medicamentos con el fin de que el niño
pueda seguir asistiendo a la escuela. Los niños también tienen derecho a la
“baja”.
- La homeopatía
es una excelente herramienta, ya que estimula las defensas y evita usar
defensas artificiales (antibióticos, antiinflamatorios…) reservando su uso
para cuando sea necesario.
(Dr. Víctor Casaprima Sagués. Instituto Médico del desarrollo
infantil. Barcelona.)
- Cuando ambos
progenitores trabajan y la familia no puede acudir al centro escolar para
recoger al niño enfermo, optamos por medicar, siempre que la medicina venga
acompañada de la receta y las instrucciones de aplicación.
- Para los
casos que lo requieran (inyecciones…) acude una ATS del centro sanitario para
aplicar el tratamiento y explicar la aplicación a las personas encargadas del
niño.
( Nekane Otsoa Abrisketa. Arrankudiaga LHI. Arrankudiaga. Bizkaia.)
- Los niños
enfermos no pueden acudir a la escuela si ello perjudica su bienestar o existe
riesgo de contagio.
- Ante las
múltiples situaciones particulares que requieren atención, la escuela se queda
sin respuesta para atender la necesidad tanto de los niños enfermos como de
los que corren el riesgo de contagio.
- Hemos de
tomar decisiones para defender el derecho y las necesidades de todos. Nos
queda medir, sopesar y decidir cuál es la solución menos perjudicial para unos
y otros.
(Michi Garzón. Maestra de Educación Infantil. Madrid.)