DESARROLLO LENTO O DIFERENTE

 

 

AUTORA: Judit Falk

 

 

Cada niño es distinto a otro, esa es la clave de este artículo. No podemos, debemos ni poseemos la capacidad necesaria como para establecer quien es y quien no es “normal”, pues este término estándar no es más que una mera creación social. Y es que consideramos “normal” a todo aquel que se encuentra dentro de unos límites ya establecidos y acordados por la sociedad.

No se debe forzar a ningún niño a alcanzar metas para las que aún no está preparado, debemos respetar y confiar plenamente en su propio ritmo de desarrollo, que no tiene que ser, en absoluto, el mismo que el de su compañero de pupitre, por ejemplo. Este respeto y confianza hemos de llevarlo a cabo con todos los niños, cuenten o no con cualquier tipo de discapacidad. Únicamente hemos de tener en cuenta que el ritmo de desarrollo de unos y otros nunca tendrá porqué ser el mismo.

 

«      Queremos “acelerarlos” (a los recién nacidos), y al hacerlo corremos el riesgo de perturbar sus procesos de elaboración.

«      El nivel se considera “normal” cuando responde a aquello que el adulto espera.

«      La evolución del niño pequeño se considera normal cuando el bebé sigue el camino y el ritmo definidos en escalas y tablas de desarrollo, en manuales de pediatría, de puericultura y de psicología y en libros de divulgación destinados a los padres.

«      Las escalas para la primera infancia (…) son utilizadas ampliamente para el seguimiento sistemático del desarrollo, para descartar anomalías, para tomar diversas decisiones.

«      Cuanto más pequeño es el niño, má sensible se muestra a los deseos de los adultos.

«      Los ritmos de desarrollo son más o menos parecidos en todos los niños llamados normales.

«      Con tendencia, se percibe la tendencia a olvidar que las edades indicadas en las escalas corresponden a la media y que no deben confundirse ni con la ideal ni tampoco con la normal.

«      Aquellos que se desarrollan más lentamente que la media no sólo tienen el derecho de hacerlo así, sino que también tienen sus razones, que se han de respetar.

«      Las tentativas y las intervenciones cuyo objetivo es acelerar el curso del desarrollo, acortando los períodos de transición o intermedios, no sólo son inútiles y superfluas, sino que con ellas se corre el riesgo de perturbar o desorganizar los procesos de elaboración de las etapas consecutivas, si el niño no domina aún con una base sólida los estadios precedentes, y no se le concede todo el tiempo que necesita para practicar por sí mismo las fases intermedias que han de sustentar el nivel superior.

«      Al haber una falta de maduración, la calidad de la ejecución es peor y, por la misma razón, el niño se habitúa a las posturas y actividades que no domina ni controla.

«      En lo referente a los niños denominados “con retraso”: con frecuencia, en vez de sentirse cada vez más seguros de sí mismos y cada vez más independientes, se vuelven inseguros y torpes, y ello no sólo en la primera infancia, sino definitivamente.

«      En vez de exigir a los niños tareas cada vez más discordantes respecto a lo que serían capaces de hacer por sí mismos, sería mejor que cada uno de ellos pudiera ejercer sus propias posibilidades de manera activa, rica y variada, a su propio nivel, antes que obligarlos a sentirse permanentemente retrasados en relación con lo que se espera de ellos.

«      El soporte más eficaz que se puede ofrecer a los niños con un desarrollo más lento que la media (…) es la seguridad afectiva, una cálida relación con la persona adulta (…) y una actitud de paciencia.

«      El niño siente que es aceptado cuando tiene derecho a ser tal como es, cuando puede vivir según su propio ritmo de desarrollo, ritmo que no sólo ha de ser tolerado, sino respetado.

«      Para el niño, la no aceptación de su ritmo personal se traduce en una no aceptación de su persona.

«      No se le impone realizar nada que todavía no haya aprendido, sin renunciar, por ello, a sus progresos.

«      La confianza en su capacidad y un seguimiento atento (…) suscitan en el niño el deseo de avanzar.

«      El adulto no emite juicios sobre ningún niño, no los condena ni los compara con los demás.

«      En los niños discapacitados, cualquier modificación – por pequeña que sea – provoca inquietud, y ello hasta cuando el cambio es agradable.

«      Durante todo su desarrollo (de los niños discapacitados) han mantenido una actividad que les permitía realizar tareas cada vez más complejas conforme iban accediendo a una etapa más avanzada.

«      Los niños con necesidades especiales muestran unas diferencias importantes en el nivel de desarrollo alcanzado relacionadas con la naturaleza y la gravedad de sus discapacidades.

«      Para que estos niños (con necesidades especiales) puedan disfrutar de un clima que les resulte beneficiosamente terapéutico, es preciso idear tareas especiales y distintas, según sean los problemas y la personalidad de cada niño.